Mudarse, mudarme no me he mudado nunca,
pero he viajado mucho, y al fin y al cabo, cada vez que viajas es
como si te mudaras.
Cuando viajo, lo primero en lo que me
fijo es en el olor, sí, sé lo que estarás pensando, ''¡qué
locura! ¿Quién se fija en el olor de un sitio?'', pues yo, yo me
fijo. Porque cuando llegas a un sitio huele distinto, cada sitio
tiene su olor particular, es lo primero que siento y lo primero en lo
que me fijo.
Cuando te mudas todo son líos, prisas
y agobios, siempre sientes que ''uish, se te olvida algo'', por no
hablar de que cuando llegas siempre te entra el pánico de ''O_O
¿dónde puse tal cosa? ¿Dónde puse tal otra?'' siempre pasa, y
siempre pasará. Y es una sensación, que, aunque cuando la tienes es
agobiante y desesperante, yo la echo realmente mucho de menos cuando
no la siento, cuando me tiro mucho tiempo sin mudarme, me gusta
mudarme a sitios nuevos, sentir el olor de otras ciudades, su frió,
su calor, su gente...
Por otro lado si te mudas
definitivamente, a otra casa, a otro lugar. Sobra decir que las
maletas se multiplican por infinito, y los miedos y las inseguridades
por más, si es que eso es posible. El miedo y la nostalgia te
invaden, pero hay que mirar hacia el frente y hacer de tu nueva casa
tu nuevo hogar, construir esa habitación que siempre soñaste,
aquella casa que siempre quisiste tener, haz de tu vida, una vida
nueva, pero hazla tuya. En poco tiempo el olor se transformará en el
olor a tu hogar...
Cuando te mudes, huele con atención, y disfruta del aroma
que desprende el ambiente.
Porque...
El olor es el alma de las cosas...
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